1.12.18

DICONO CHE LE RONDINI



DICONO CHE LE RONDINI

Dicono che le rondini
si rifugiano
da qualche parte nel cielo

Oppure lì vanno a morire
in verità        dico
vivono in una nuvola esatta

Come moiono i poeti
ma     non
in verità       dico
vivono in una stella esatta

Carlos Martian

28.11.18

¡OH BIRD! (CHARLIE PARKER) del libro JAZZ...


                JAZZ -Improvisaciones para ser leídas con saxo 
                (JAZZ -Improvisations to be read with a sax)


(...) y el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra,
saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde
Julio Cortázar, Rayuela, Capítulo 17 (Fragmento)

(…) and jazz is like a bird that migrates or emigrates or immigrates or transmigrates,
jumps over fences, cheats on Customs, something that runs and disseminates
Julio Cortázar, Rayuela, Chapter 17 (Extract)


En cierto modo, la vida es como el jazz... es mejor cuando improvisas.
George Gershwin (1898-1937)

Life is a lot like jazz… it’s best when you improvise.
George Gershwin (1898-1937)

 

 

a Aylan Kurdi, niño inmigrante ahogado en la costa de Turquía
(2 de septiembre de 2015)
                    y a todos los otros niños que lo sucedieron

to Aylan Kurdi, immigrant child drowned off the coast of Turkey
(September 2nd 2015)

and all the children who followed him


                                      _________________________________

 

 

¡OH BIRD! (CHARLIE PARKER)

el lavaplatos sueña sueños de músico en New York
solea y el solo como gaviota que flamea
solea y el solo volando con su viejo blues
solea y ensaya
solea y ensaya
y toca por los clubs de la 52
y la pajarita tiembla y ondula
y vuela una nota y otra
una nota y otra
y la ginebra se desvanece en el aire
y algo más se desvanece en el aire
y el apocalipsis se desvanece en el aire
y vuela una nota y otra
una nota y otra
y el alto vuela por Europa
y en Buenos Aires alguien escribe “el perseguidor”
y Charly sopla sopla
mientras Rocky
Rocky Marciano sube al ring

y el alto vuela por Toronto
y vuela una nota y otra
una nota y otra
y alguien pregunta
¿por qué solía leer a Omar Khayyam?
y alguien pregunta
¿por qué sobrevuela cuando hay jazz?

 

¡Oh Bird!

 

Carlos Martian

 


¡OH BIRD! (CHARLIE PARKER)

the dishwasher dreams dreams of musician in New York
solos and the solo like a fluttering seagull
solos and the solo flying with his old blues
solos and rehearses
solos and rehearses
and plays about the clubs at 52nd
and the bow tie trembles and waves
and one note and another fly
one note and another
and the gin fades away in the air
and something else fades away in the air
and the apocalypse fades away in the air
and one note and another fly
one note and another
and the alto flies over Europe
and in Buenos Aires someone writes “The Pursuer”
and Charlie blows blows
while Rocky
rocky Marciano gets in the ring

and the alto flies over Toronto
and one note and another fly
one note and another
and someone asks
¿why did he use to read Omar Khayyam?
and someone asks
¿why does he overtfly when there is jazz?


¡Oh Bird!


Carlos Martian

                                         ___________________________

 


Ilustraciones (Ilustrations): Mauro Modin y Matías Chienzo.
Translated by Jorgelina Vittori and Pablo Ingberg

31.10.18

El Cóndor No Pasa, por Carlos Martian -Post sobre la muerte de Cóndores en la Patagonia Argentina



-Post sobre la muerte de Cóndores en la Patagonia Argentina

El Cóndor No Pasa, por Carlos Martian

Recuerdo, en un viaje en moto, cuyo destino final era Machu Picchu. Viajé desde Buenos Aires a San Luis. Rumbeando hacia el norte, pude conocer: La Carolina, una maravillosa zona entre las sierras puntanas, al pie del Cerro Tomolosta de 2018 msnm y en las márgenes del Río Trapiche. El pequeño poblado tuvo sus orígenes en el año 1792. Fue al comienzo una comarca dedicada al trabajo minero, ya que allí se había instalado un trapiche dedicado a pulverizar el mineral de oro que se extraía en la cercana mina La Carolina.

Cerca del casco de La Carolina, pude visitar el Museo de la Poesía, creado en honor del poeta, filósofo, y maestro argentino Juan Crisóstomo Lafinur, nativo de ese lugar.

Recuerdo, esa maravillosa zona entre las sierras puntanas.
Recuerdo la tibieza invisible del viento, la soledad acompañada del viaje, el silencio vociferante del éxtasis que circunda la belleza.

Pero en algún momento, todo se detuvo: el latir de la moto, las agujas del tiempo, la reverberante nostalgia, el rodaje del cansancio, todo se detuvo. Elevé la vista, logrando contemplar inmaculadas estatuas aladas girando danzantes sobre mí.

Recuerdo. Sí recuerdo, allí tomé la foto que acompaña este post. Qué sentí? Fue un encuentro-descubrimiento majestuoso, casi sagrado. El viento, los cóndores y yo.

Todo se transforma cuando el Cóndor Pasa. Lo puedo asegurar, todo se transforma cuando, como dice la melodía compuesta por el músico peruano Daniel Alomia Robles: “el Cóndor Pasa”.

Pero hace unos días las noticias, derribaron alas de esperanza, derribaron aquello que vincula lo terrenal con lo sagrado, derribaron las sonrisas del alma: “Veintitrés cóndores andinos aparecieron sin vida en la Patagonia argentina” y el motivo sería, según la denuncia de la Fundación Bioandina Argentina, el envenenamiento por un agrotóxico que estaría prohibido en el país.

Como muchos de ustedes, siento cierto descorazonamiento.

Agradezco, haber tenido la enorme dicha de contemplarlos, allí en las alturas, agradezco me escoltaran en cierto tramo del viaje. No sé, francamente no sé, si generaciones futuras podrán tener la misma dicha. Solo deseo, no tengan que murmurar: El Cóndor No Pasa.

Carlos Martian


VEINTITRÉS CÓNDORES MUERTOS 

¡Sucedió en Chos Malal! 

veintitrés cóndores muertos 

negro cubierto el pradal 

nunca más luz y conciertos 


¡Llora Perito Moreno! 

veintitrés cóndores muertos 

trampa maldito veneno 

nunca más luz y conciertos 


Sucedió témpano cielo 

veintitrés cóndores muertos 

plumas yertas en el suelo 

nunca más luz y conciertos 


VEINTITRÉS CÓNDORES MUERTOS 



Carlos Martian

29.10.18

Don Quijote y Sancho Panza no han muerto, todavía.


Don Quijote y Sancho Panza no han muerto, todavía.

En la escultura vemos al Quijote cabalgando sobre una Harley y a Sancho sobre una Vespa.

Pero, Don Quijote y Sancho Panza no han muerto, todavía.

Los vemos a diario, cabalgando al son del viento, por calles, rutas y autopistas.

Rutas que llevan al fin del mundo, al templo sagrado de Machu Picchu.
Rutas que llevan a la misteriosa Alaska.
Rutas que llevan a sueños imposibles, donde el cielo es muy azul y las golondrinas 
del alma conversan con las estrellas.

Entonces, cuando veas una moto viajera, mira el cielo, y si laten estrellas, es que:
Don Quijote y Sancho Panza no han muerto, todavía.

Carlos Martian

20.10.18

La Tragedia del Coatí


La Tragedia del Coatí

Este pequeño animal, que mide entre 40 y 150 centímetros, vive a lo largo de todo el continente americano, preferentemente en zonas húmedas y selváticas. Nuestro amigo, familiar lejano del Mapache, recibe diferentes nombres: Coatí, que en guaraní significa “nariz alargada”. También conocido como Tejón mexicano/americano ya que los conquistadores españoles lo llamaban tejón por el “parecido” a uno de los animales europeos. Los quechuas lo llamaban “sacha-mono”, que significa “casi un mono”. A otros, les agradaba llamarlo: Osito de los palos.

Yo lo llamo: el arbóreo desterrado.

Es de hábitos arborícolas. Sobre los árboles se moviliza con gran destreza, desplazándose a través de las ramas como si fuera un mono, utilizando su larga cola para aferrarse en caso de correr el riesgo de caerse. El coatí es un escalador profesional, con sus poderosas zarpas como si fueran crampones. A veces, los vemos al igual que los famosos suricatos, montando “guardias” para alertar ante algún peligro.

En mi último viaje a Cataratas del Iguazú, pude comprobar una triste realidad. En el pasado estos animalitos, pasaban alegremente la mayor parte de su tiempo sobre los árboles. En la actualidad, han abandonado las ramas y el follaje, y los vemos como una osada pandilla, merodeando los lugares donde circulan los turistas.

Qué ha sucedido?

Por su similitud con los animales domésticos, los turistas les ofrecen comida. Si tomamos en cuenta, que en temporada baja ingresan al Parque Nacional Iguazú cerca de 2000 personas por día, y en temporada alta cerca de 12.000 personas al día. Si tomamos en cuenta, que durante los doce meses del año, no hay un mes de intervalo o de descanso para estos seres vivientes, para su entorno, para el resguardo de nuestras generaciones futuras.

Todo se ha transformado en una inexorable y repugnante máquina de producir dinero, dinero y más dinero.

Esta es LA TRAGEDIA DEL COATÍ.

Ahora este animalito, simpático y peligroso, se caracteriza por ser experto en robos: descuidar una mochila, una cartera, un celular, un chupete, y más que nada la comida, es garantía de perderlos a manos de los espabilados coatíes, quienes pueden llegar a empecinarse con algún botín, y destruir todo a base de mordiscos y zarpazos.

Qué ha sucedido con estos seres libres? Ahora viven para hurgar y acumular.

Antiguamente todas sus ideas de felicidad acababan en un árbol. Hoy todas sus ideas de felicidad acaban en productos ingresados por intrusos visitantes.

El consumismo ha alcanzado su punto crucial, irracional y exacerbado.

Los coatíes, quieren consumir, poseer, lo que no necesitan. Han caído bajo el engranaje del perverso rodar humano. El yugo del consumismo azotó y azota la libertad serena de los coatíes.

Esta es LA TRAGEDIA DEL COATÍ.

Ya nunca. Nunca, volverán a ser felices prescindiendo de las cosas.

Carlos Martian

El Hombre de los Gatos por Carlos Martian



El Hombre de los Gatos 

Monté en la Golondrina Azul, moto con la cual había visitado meses atrás el Fin del Mundo (Usuahia). Surqué la autopista Buenos Aires - La Plata. Por debajo, el río conocido como Riachuelo, de aguas luminosamente oscuras como un espejo negro, como Reflejos, aquel óleo de Quinquela Martin.

Puse proa rumbo a la ciudad de Mar del Plata.

Horas después: el Sr. Mar.

Rodé por la ciudad marina, conocí el faro de Punta Mogotes de cinco franjas blancas y rojas.

El último día caminé por el paseo costero. Al llegar al mirador Cabo Corrientes, una manada de gatos sobre el afloramiento rocoso. Un hombre que les repartía agua y comida trepó entre las rocas, y se apoyó sobre el murete costero como si fuera el balcón de su casa.

 —¿Los gatos no temen el furor del mar?   —pregunté .

 —Los gatos son el espejo de uno   —aseveró.

Habló, hablamos de filosofía, de sabiduría oriental, del respeto por los animales. Dijo ser vegetariano. Gustavo, así se llamaba, y sus gatos, llevaban 6 años viviendo sobre las rocas, a pasitos del mar. Atrás había dejado, el empobrecimiento y la narcoviolencia de su querida ciudad: La Plata.

Recordé la frase del Sutra de Diamante: El mendigo no es el mendigo, y es por ello que le llamo mendigo.

La gente continuaba circulando, remeras fluorescentes, auriculares ensimismados, autos de vidrios polarizados.

Supe, no se trataba de una SITUACIÓN DE CALLE, se trataba de una SITUACIÓN DE MAR.

Mientras que en alguna mesa del  casino giraba una nueva bolilla, se posó en mi mente la nieve de París del 54, el Abate Pierre.

Al amanecer, y antes de partir, decidí pasar a despedirme.

Entre la bruma y la brizna:  ¡Gustavo, Gustavo!   —grité.

Enarboló sus ojos de mar entre las rocas, luego subió hasta el murete, le entregué una bolsa con frutas. Nos estrechamos las manos silenciosas, y una lágrima alzó vuelo, tras el visor del casco.

C.M.

artículo publicado en Revista Industria Argentina, (Comunidad Cultural barrial de Saavedra, N°73, julio-agosto 2018), por Carlos Martian


ARTHUR UN PERRO

-imágen de google-   ARTHUR UN PERRO mestizo pastor de Maremma y una historia en la cual poco a poco lentamente vos y yo nos adentramos lent...

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