A 40 kilómetros de Montevideo, Atlántida
es un bello y apacible balneario uruguayo.
La llamada “Casa de Neruda” parece mucho
más moderna por el tipo de construcción; de una sola planta y muy sencilla en
su exterior.
La casa chalé donde Neruda se hospedó en
secreto, junto a Matilde Urrutia está ubicada en la Rambla y calle 14.
La brisa invernal parece hacer rodar un film en el cual las pasiones remotas renacen. El cielo agrisado de nubes, no pueden impedir que el sol se manifieste. El resplandor es lo que hace girar, y girar una historia lejanamente cercana en el tiempo. Personajes invisibles y tan reales como Pablo y Matilde.
Luego de caminar bordeando la rambla, escuchando la respiración del mar, logré divisar bajo los enormes pinos, un simple monumento que evoca al poeta Pablo Neruda y su paso por Atlántida.
Por esas cosas, inexplicables que suceden,
algunos minutos después fui interceptado por un señor de nombre Nicolás. Se
presentó como un vecino del lugar y luego de constatar que solo me movía un
curioso interés poético, no dudó en contarme parte de la rica historia.
Mencionó que era constructor, y que fue quien realizó el mantenimiento y
refacción de la vivienda. Aseguró que la casa se encuentra como en la época en
que Neruda la habitó. Posteriormente, y con un gesto muy valioso, Nicolás
fue raudamente hasta su casa, regresando a los pocos minutos con un gorro que
habría pertenecido a Neruda, y una capelina azulada que habría pertenecido a
Matilde Urrutia. Esos objetos como vestigios de una época, los encontró cuando ingresó a reparar la
vivienda, y decidió conservarlos, ya que tuvieron que deshacerse de muchas
cosas consideradas como inservibles. No puedo negar, que un escalofrío surcó mi
alma. ¿Qué habría considerado inservible?.
El rodaje de la vida prosigue, y siempre
latirán huellas misteriosas, que como la poesía son poseedoras de una magia
invencible. Por ello, valoré lo hallado, y no lo dudosamente perdido.
Luego fueron las fotos, las huellas de Pablo y Matilde sobre las verjas de la casa, y un perderme lenta, lentamente bajo los pinos, hacia la playa.
C.M. Atlántida, Uruguay - Mayo 2016.
El poeta chileno Pablo Neruda
estableció a lo largo de su vida vínculos cercanos con Uruguay. Uno de sus
buenos amigos orientales fue el arquitecto y cineasta Alberto Mántaras.
Ya en su juventud Neruda había
declarado cierta influencia del poeta uruguayo Carlos Sabat Ercasty. Pero su
relación con Uruguay fue, sobre todo, de índole afectiva. Al conocer a Mántaras
en 1952 durante la travesía en un barco que zarpó del puerto francés de Cannes
y que tenía por destino a Montevideo y luego Buenos Aires. Neruda viajaba junto
a Matilde Urrutia con la intención de pasar una temporada junto a ella en
Atlántida, pero el encuentro se vio aplazado. Al llegar a Montevideo, el poeta
se encontró con que una delegación llegada desde Chile lo estaba esperando en
el puerto para saludarlo. Como hasta ese entonces su relación con Matilde
Urrutia era clandestina (Neruda todavía estaba casado con Delia del Carril)
ella, para disolver cualquier sospecha, debió seguir viaje hasta Buenos Aires.
Su amigo Alberto Mántaras y su esposa Olga dieron apoyo a esa relación. Cuando
finalmente el poeta se separó de Delia del Carril para casarse con Matilde, el
matrimonio uruguayo recibió una carta invitándolos a la boda en Isla Negra:
"Los esperamos a ustedes como testigos, hermanos y cómplices", les
habría escrito Neruda.
Atlántida ingresó al universo poético de
Neruda bajo la forma de un anagrama. En sus versos nombra al lugar de sus
pasiones como Datitla ocasión Neruda viajó desde Finlandia y la Unión Soviética
hasta este pequeño balneario de la costa uruguaya para encontrarse con Matilde.
Estos versos fueron escritos en aquella oportunidad.
"Y cuando/ de regreso/ brilló tu boca
bajo los pinares/ de Datitla y arriba/ silbaron, crepitaron/ y cantaron/
extravagantes/ pájaros/ bajo la luna de Montevideo, entonces/ a tu amor he
regresado/ a la alegría de tus anchos ojos;/ bajé, toqué la tierra/ amándote y
amando/ mi viaje venturoso/".
Pero estos no son los únicos versos que Neruda le dedicó a parajes uruguayos; en su poesía también se mencionan el balneario Punta del Este, Montevideo y hasta el característico puente ondulante de la Barra de Maldonado ("entre agua y aire brilla el puente curvo/ entre verde y azul las curvaturas).
Aunque Neruda y Matilde visitaron en dos ocasiones Atlántida la mayoría de los escritos que narran esta historia, sitúan erróneamente el sitio donde pasaron sus vacaciones en una casa de tres pisos, estilo Liberty, situada en la Rambla en una esquina frente al mar, donde una vez funcionó un museo dedicado a su memoria. Separada por unos metros, y a mitad de cuadra, está la verdadera casa que cobijó los amores de Neruda y Matilde Urrutia.
Neruda bautizó la casa como ”Datitla”, en
el lugar en el cual el poeta chileno y su amada comenzaron su libro-herbario: Oda
a las flores de Datitla. "versos de Pablo Neruda; herbario de
Matilde". El libro escrito a mano con la inconfundible letra del
poeta e ilustrado por Matilde con plantas que ambos recogieron,
permaneció inédito en su casi totalidad durante cerca
de 50 años. La obra le fue regalada a Alberto Mántaras, en
agradecimiento a su hospitalidad.
La intendencia de Canelones, la Dirección
de Turismo y la Cámara de Turismo fueron quienes inauguraron el sencillo
monumento que recuerda al poeta chileno frente a la verdadera
casa, sobre el paseo peatonal. También funciona en la ciudad de
Atlántida, una Casa de la Cultura con el nombre de Pablo Neruda.
Y así los versos sobre Atlántida - Datitla
"Y cuando
de regreso
brilló tu boca bajo los pinares
de Datitla y arriba
silbaron, crepitaron
y cantaron
extravagantes
pájaros
bajo la luna de Montevideo, entonces
a tu amor he regresado
a la alegría de tus anchos ojos;
bajé, toqué la tierra
amándote y amando
mi viaje venturoso".
P.N.
- Al Sr Nicolás por su cálida predisposición.
-A Edward J. G. Scarpa por su colaboración y fotografías.
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