TOBY “EL PERRO FIEL”
Esta
es la historia de Toby, un simple perro, protagonista de un capítulo mágico en
la vida de los habitantes del pueblo de Capilla del Señor, en la provincia de
Buenos Aires.
Según
se cuenta, al morir su amo, Toby acompañó el cortejo fúnebre desde el Templo Parroquial
al cementerio local.
A
partir del luctuoso hecho, Toby nunca más regresó a la casa que había
compartido con su amo. Desde entonces, la sombra de un cedro, situado frente al
Templo Parroquial, en la plaza San Martín, pasó a ser su nueva morada.
Algo
similar a lo que sucedió con Hachikō, aquel perro japonés que murió en
1935 frente a la estación de tren de Shibuya, tras esperar a su amo inútil e
incansablemente durante más de 10 años.
Los
lugareños recuerdan, que cada vez que tañían las campanas por algún muerto,
Toby alzaba su mirada hacia el atrio de la iglesia. Su mirada como encendida
por un fuego inexplicable, que solo los duendes del misterio conocen. Su mirada
tratando de alumbrar el ayer, aguardando dócilmente unos pasos que jamás regresarían.
Luego,
el ritual era conocido. Toby esperaba la salida del féretro, y seguía al
cortejo fúnebre hasta el cementerio, regresando finalmente, una vez más a la
plaza que le brindaba cobijo.
Dicen
que Toby era llamado “el perro fiel”, y que ya viejo, fue llevado al Corralón
Municipal para sobrellevar los últimos crepúsculos.
El
pueblo de Capilla lo recuerda, y en su homenaje erigió una placa, en el mismo
espacio donde Toby montaba guardia, esperando vanamente el regreso de su
compañero humano.
Pensemos
que en algún rinconcito del universo, Toby, “el pérro fiel” se ha reencontrado
con su viejo amigo.
Carlos Martian - del libro: "Los Flamencos de Ansenuza", Alción editora, año 2022.
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