20.3.22

Mientras tanto cae una bomba en el Teatro Dramático Regional de Donetsk en Mariúpol, Ucrania

Mientras tanto cae una bomba en el Teatro Dramático Regional de Donetsk en Mariúpol, Ucrania

 No eres héroe de guerra   le dijo Fiodor Novikov

Soy un héroe y guerrero de mi patria  replicó Ivan Volkov

¿héroe de guerra, combatiente, guerrero?

Así es, soy lo que soy –insistió Ivan Volkov

No, no lo eres. Eres un asesino, todo aquel que empuña un arma contra otro ser, es un asesino. Decir héroe de guerra es un eufemismo de asesino.  respondió Fiodor Novikov

¡Que dice!  No hay mayor honor que las medallas, el reconocimiento y respeto de la gente. No hay mayor victoria que exterminar al enemigo.

Veo que es tarea difícil convencer a un necio. La paz como la guerra se lleva en la sangre. La misma sangre que bombea nuestro corazón. La única guerra que tiene sentido, es la que lleva adelante una persona que lucha por sus sueños.

Deje sus palabras de arpillera. Nada más excitante que el sabor de la conquista, ver arrodillados a los débiles y pacíficos pusilánimes.

¿Pero los niños, los ancianos, las mujeres, y todos aquellos que no eligieron esa guerra?

Algunos deben morir, es parte de la guerra. Se debe destruir para construir. La guerra la hacen los valientes. La guerra purifica.

Le voy a decir una última cosa: El héroe más grande en todo el mundo, es el héroe de la Paz. Yo creo en los héroes de la paz, en los combatientes de paz. Los cobardes aceptan ir a la guerra, aceptan herir, matar y aniquilar todo a su paso. Esos cobardes temen rebelarse a un poder. Poder que en la mayoría de los casos, es un poder autoritario, demencial, y con un sentimiento de odio y desprecio hacia la humanidad. Los soldados no deberían ir a la guerra, deberían ir a la Paz. Los auténticos héroes son los Héroes de Paz, aquellos que se niegan hacer la guerra, y saben que por su decisión pueden ser condenados y ejecutados, y afrontan el riesgo de esa posibilidad, de esa filosa amenaza de muerte. Lo hacen por la Paz.

No me gusta escuchar lo que dice. Nosotros nos formamos para la guerra. ¿Quiénes son sus malditos héroes de Paz?  dijo Ivan Volkov enrojecido y alzando la voz.

—Lo siento por usted, y hasta lo compadezco. Entre mis héroes de Paz se encuentran: Gandhi; Muhammad Alí; Alice Herz; Herman Hesse; Thích Quảng Đức; Bukowski, el mal llamado desertor de la segunda guerra mundial; aquel joven bailarín del ballet Kirov llamado Rudolf Nuréyev; Albert Schweitzer; Linus Pauling;  Andréi Dmítrievich Sájarov. Y no quisiera olvidarme de los 100 veteranos de guerra, que en 1966, intentaron entrar a la Casa Blanca, para devolver personalmente al presidente sus condecoraciones de guerra; ni del soldado Conrad Schumann, quien al saltar el Muro de Berlín, nos dejó el claro mensaje, que ya no más muros siniestros.

Como verá estoy del lado de aquellos que se alistan en favor de la Paz. El poder disuasivo de las armas, es un no poder.

¡Váyase al diablo! ¡al diablo con sus malditos héroes!

Mientras tanto cae una bomba en el Teatro Dramático Regional de Donetsk en Mariúpol, Ucrania. Y reinan los trinos de silencio de los últimos pájaros.


Carlos Martian

 

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