TOGO Y BALTO
CONTRA RELOJ
A orillas del mar
de Bering, en el invierno de 1925, el pequeño pueblo de Nome en Alaska, se vio
afectado por un brote de difteria. Una enfermedad bacteriana grave, que puede
llegar a ser mortal, y que compromete principalmente a niños pequeños. En ese
pueblo de la fiebre del oro, no se disponía de la vacuna antidiftérica, y no
era posible el envío a través de pasos aéreos o marítimos, por las inclemencias
del tiempo con temperaturas que habían llegado a su punto más bajo en 20 años;
siendo de menos 30º y menos 40° C.
Cerca de 20 Mushers
-personas que conducen un trineo tirado por perros- y unos 150 perros fueron
los protagonistas, y asumieron la responsabilidad de trasportar
el suero antidiftérico desde la localidad de Nenana a Nome. Así tuvo lugar una
carrera de trineos por el interior de Alaska. Epopeya, que se conocería como “La
carrera del suero”, o “La gran carrera de la Misericordia”.
Hombres y perros sin descanso, surcaron la noche
gélida, cumplieron con sus relevos sin detenerse, a través de los bosques
congelados, y parajes montañosos de gran peligro, soportando vientos
huracanados y tormentas de nieve. En el trayecto
perecieron varios perros afectados por la tormenta. El suero salvador corrió
riesgo de perderse por distintos accidentes.
Leonhard Seppala era un experimentado adiestrador
noruego-estadounidense de mushing –trineos traccionados por perros- y
participaba en diversas competiciones y carreras. Seppala conducía el trineo
liderado por su perro de color negro, marrón y gris de nombre Togo, en honor al
almirante y héroe japonés Togo Heihachiro. Ambos realizaron la parte más larga
y dura del viaje, de 322 km. uniendo Shaktoolik con Golovin. Atravesaron un
atajo de mar congelado sobre peligrosísimas placas de hielo flotante, y una
sensación térmica de 65° bajo cero.
El último relevo lo realizó el noruego Gunnar Kassen
junto a su equipo, liderado por el perro husky siberiano de color negro: Balto.
Ambos recorrieron el tramo final de 120 km, hasta entregar un cilindro metálico
de 9 kg. de peso y que contenía 300.000 unidades de antitoxina diftérica a Nome,
Alaska, lo cual salvó a la comunidad de una epidemia.
Los diferentes equipos recorrieron desde Nenana a Nome
un total de 1.085 km en 127 horas y media, lo que se consideró un récord
mundial.
Balto
fue inmortalizado en una estatua que se luce en el Central Park de N. York, y
con la siguiente inscripción: “Dedicado al indomable espíritu del equipo de
perros que llevaron la antitoxina 600 millas, sobre hielo agitado, a través de
aguas traicioneras, a través de ventiscas árticas, desde Nenana para el alivio
de Nome en el invierno de 1925. Resistencia, Fidelidad, Lealtad, Inteligencia”.
En
1927 Balto fue a pasar sus últimos años al Zoológico de Cleveland, y allí
falleció el 14 de marzo de 1933 con 14 años de vida. Togo
falleció el 5 de diciembre de 1929 a los 16 años de edad. En el 2001 se erigió
una estatua de Togo en Seward Park, Nueva York.
En la actualidad,
la “Iditarod Trail Sled Dog Race” es
una carrera de trineos de perros que homenajea este hecho.
Félix Rodríguez de la Fuente, fue un ambientalista y
defensor de la naturaleza, aficionado a la cetrería y estudioso del
comportamiento de los lobos, quien falleció en Shaktoolik mientras grababa un
documental sobre esta carrera. En agradecimiento a su misión, escribí la “Oda
al Lobo Estepario”.
Y así concluye esta historia épica qué como muchas
otras, nos revelan la lucha del ser humano y los animales a favor de la vida,
en una carrera vertiginosa contra el tiempo.
C.M.