LA ARMÓNICA
La
armónica que aparece en la foto, me acompaña por más de 50 años.
El origen
de la armónica proviene de un instrumento de viento chino llamado Sheng -año 1100 a.c.-.
Fue
introducido a Europa a mediados del siglo XVIII por un jesuita francés.
Se cree,
que en 1821 un relojero alemán Christian Friederich Ludwig Buschmann, inventa
la armónica. En 1855 un relojero vienés de Trossingen: Mathías Hohner, monta un
negocio, y comienza a fabricar armónicas de manera industrial. Trossingen se
convierte en el centro mundial de producción de armónicas.
Por su
pequeño tamaño podía guardarse en un bolsillo. Se hizo popular en cárceles, y en
los campos de batalla durante la guerra de Secesión. Dicen que Abraham Lincoln
solía soplarla en su casa.
En la
región del delta del Missisipi, al sur de Estados Unidos, por menos de un dólar
de aquel entonces, la armónica llegaba a las manos de los afroamericanos, que
trabajaban en los campos de algodón. Ellos soplaban, y frotaban el instrumento,
haciendo renacer al genio de la lámpara.
El primer
blues de armónica de la historia se graba en 1904, se llama “My doggone lazy
man” y lo toca Pete Hampton.
Bob Dylan sopló “Blowin in the Wind” con su armónica. También los
soldados en las trincheras, y los homeless
en los callejones, junto a los perros y los tachos de basura, soplan la
armónica.
La
armónica es un instrumento de viento. Suena gracias al aliento del alma. Su
sonido nos permite migrar. Apenas, nostalgia de golondrinas.
C.M.
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