Borges y Sábato en el Bar Plaza Dorrego
Sucedió en una breve y rutilante mañana de
estío
un martes de febrero del 75
-según los faustos y funestos memoriosos-
un poco antes de la primer feria del libro
dicen que sucedió.
Las palabras de Borges y las palabras de
Sábato
sobrevolando la mesa de un bar
-no cualquier bar-
como un misterio de palomas blancas
blancas palomas
blancas.
Vuelo efímero y eterno
como el agua de un río que se aleja
como un osado tren inalcanzable
como un sol onírico azul inexplicable.
En ese bar moribundo y rozagante
las
cicatrices de la vieja mesa
el tallado semblante en la madera
allí el tac tac del báculo borgiano
los lúgubres lentes sabatianos
allí la danza de las musas en el aire
y hojas invisibles de un invencible poema
y el rostro de la mesa
como un espejo oracular
y el laberinto de Creta
y la inquietud del Minotauro
y ojos de tigre el
poniente,
la metáfora y el túnel.
Las palabras de Borges y las palabras de Sábato
sobrevolando la mesa de un bar
sobrevolando
sobrevolando
como un misterio de palomas blancas
blancas palomas blancas.
Cuando
late un misterio se inmortalizan los encuentros.
C.M.