Panamá y el Fuego Sagrado.
Mi
pluma se desliza esperanzada al escribir estas letras. Buena noticia que llega
desde la República de Panamá. País istmo que une América Central y América del
Sur, distante a solo 5300 km. de la ciudad Autónoma de Buenos Aires y a 4000 km.
de la provincia de Jujuy.
Desde
principio de año crece un conflicto ambientalista en Panamá por
la negociación de un contrato entre el gobierno y la empresa Minera Panamá,
subsidiaria de la canadiense First Quantum Minerals (FQM), para operar la mayor
mina a cielo abierto de Centroamérica, ubicada en el caribe panameño.
El
pueblo de pie en defensa propia. Caminantes en las calles. Jóvenes
militando la vida y su latido. Protestas. Banderas y carteles y consignas, como: “La minería es un saqueo disfrazado de progreso”.
Los pescadores formaron parte de las protestas, y con sus embarcaciones
bloquearon la operatividad de la empresa minera. Un llamado a defender la vida
y el planeta, desplegó las alas del Fénix, chance del renacer, de valorar el
ecosistema, en salvaguarda de generaciones actuales y futuras, y en defensa de
todo ser sintiente que habite un territorio tan maravilloso como el panameño.
El
Congreso de Panamá aprobó una moratoria por tiempo indefinido de la minería
metálica, exigida en las calles desde hace dos semanas por decenas de
miles de panameños. El máximo tribunal panameño
declaró inconstitucional el contrato de First Quantum y su presidente anunció
el cierre ordenado de la mina.
En
2017 El Salvador votó por prohibir cualquier tipo
de minería, no pudiéndose realizar ningún tipo de operación de minería con
metales. Según activistas medioambientales, fue el primer país del mundo en
proclamar una ley similar. El Salvador sabe de las secuelas de la mina
San Sebastián en Santa Rosa de Lima, explotada durante 100 años, y los daños ocasionados.
El envenenamiento de las aguas del río San Sebastián a causa del cianuro.
La
codicia y el afán de lucro no contemplan el disparo fatal al corazón de la
tierra. Ningún ciudadano puede permanecer indiferente ante tan atroz ecocidio.
La actividad minera produce un severo perjuicio, e impacto ambiental en un país pequeño (74.000 km2), tropical, de altísima biodiversidad y dependencia de los ecosistemas, vulnerable al cambio climático y con 52 cuencas hidrográficas. Ambientalistas advierten de la deforestación de la mina de cobre en el Corredor Biológico Mesoamericano, que conecta a los países de Centroamérica y el sur de México.
No quiero olvidarme de los Migrantes en Darién. La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) reclamó mediante un comunicado la necesidad de crear un “corredor humanitario para los más de 8.000 migrantes" que se encuentran retenidos en Panamá debido a las tenaces y potentes protestas de las últimas semanas en el país centroamericano.
Es el destino del caminante, resistir y hacer camino al andar. Amar el suelo, los manantiales, los bosques, el sol y las estrellas. Si muere la tierra, el aire, el agua. Si se apaga el fuego sagrado venerado por nativos ancestrales. Si se encarcela la sabiduría milenaria, morirá la vida.
C.M.
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