Con solo descorrer el velo que cubre la apariencia simple de un haiku, nos sentimos atravesados por el asombro, el brillo imperante y resonante de los mismos. Tal vez un efecto semejante al producido por una ostra marina, la cual alberga en su interior una exquisita perla sonora. Los haikus que integran este libro, son haikus argentinos, con ciertos matices urbanos, poseedores de sonido propio, sujetos inevitablemente a mi singular e incesante intermitencia humana, acompañada por un deseo lúdico de escudriñar inéditas posibilidades y formas. No es mi meta emular a los grandes hombres del haiku, ya que ni siquiera juego al go, sin embargo intenté de no apartarme de su característica pauta estructural 5-7-5 y respetar el dictar de mi subjetividad. En este libro traté de jugar con haikus perfectos e imperfectos, estos últimos al estilo del escritor americano Jack Keoruac, y desdeñando, por momentos, la pauta métrica, en pos de algún sentido que me pareció debía permanecer y significar. Estos tañidos suenan y resuenan en palabras, en sentidos, en imágenes y en inexorables silencios, no siendo extraño que al menos uno de los doscientos siete haikus que integran esta obra logren anidar en lo más arcano del ser.
En su trineo
da brincos en el cielo
el cartonero.
Olor de guerra.
indiferencia negra.
Alud de muerte.
Plasmo al ser simple,
cartonero o ladrón
de crisantemos.
Destruyo al tedio
con letras encendidas.
y mi bolígrafo.
Armas la guerra
siendo con nubes negras:
bobalicón.
El inconsciente
disfruta entre los sueños
con su lenguaje.
En la trinchera:
esqueletos y tumbas,
hacen la guerra.
Suelta las velas
de tu imasginación
¡luego navega!
Vence su pose
emerge del retrato
...luego bosteza.
Un as de espadas:
canta la desventura
...pero resisto.
Tan colorida
presume en el cerezo.
la primavera.
Está cerrada
la puerta del infierno.
(la cerró Rodin).
Ser tenaz hacha
que parta la desdicha
de ser: humano.
Nace la bruma.
desdibujando rostros
huyen los barcos
Tarde de estío
venden muchos paraguas,
ninguna lluvia.
Era moderna,
suciedad de consumo,
que nos consume.
Risa, risita,
carcajada, sonrisa,
sanos sinónimos.
Por la mañana
dibujan un poema
¡las golondrinas!
En desacuerdo
superyó, ello y yo,
van al diván.
Huelo madera,
un carpintero talla
la remembranza.
Sobre baldosas
soldaditos del agua:
cuidan la acera.
Al vagabundo
lo cubren las calandrias,
también...las plazas.
Cuatro paredes.
medicado en penumbras.
Otoñal crisis.
Noche de tango,
voy dibujando un ocho
con punta y taco.
¡Ya levar anclas!....
navegar por los mares
más encendidos.
Mi sombra y yo
decidimos sentarnos.
(sol sofocante).
Brisa más brizna
un rostro maquillado
....sólo con agua.
Espantapenas
siempre regresa cuando
....nievan tristezas.
Ahora el glaciar
se zambulle resuelto,
nada en su témpano.
Soplos de errancia
momentos vaporosos
del modernismo.
Hojita seca
al alba me despierta.
nace el otoño.
Lustral campana
reflejas cada día.
¡tañido de haikus!
Abro mis alas,
froto mis ilusiones
y...solo vuelo.
Ahora parto.
voy con la primavera
queda mi estela
Carlos Martian