3.4.21

Lectura con la poeta Delia Pasini

Delia Pasini publicó: Un decir se repite entre mujeres (1979), Los Peces de ceniza (1984), Adiós en el original (1985), Títere sin cabeza (1991), De artes y oficios (1997). Es traductora de literatura inglesa, su versión del Teatro completo de Oscar Wilde(Losada 2002), mereció el premioTeatro del Mundo, otorgado por la UBA. Domingo F. Sarmiento; Daniel Fuster; Susana Civitillo; Lidia Grassano;Delia Pasini; Marta Braier; Deborah C. Gerdel; Lorraine Smith

2.4.21

Toby, “El perro fiel”


TOBY “EL PERRO FIEL”

Esta es la historia de Toby, un simple perro, protagonista de un capítulo mágico en la vida de los habitantes del pueblo de Capilla del Señor, en la provincia de Buenos Aires.

Según se cuenta, al morir su amo, Toby acompañó el cortejo fúnebre desde el Templo Parroquial al cementerio local.

A partir del luctuoso hecho, Toby nunca más regresó a la casa que había compartido con su amo. Desde entonces, la sombra de un cedro, situado frente al Templo Parroquial, en la plaza San Martín, pasó a ser su nueva morada.

Algo similar a lo que sucedió con Hachikō, aquel perro japonés que murió en 1935 frente a la estación de tren de Shibuya, tras esperar a su amo inútil e incansablemente durante más de 10 años.

Los lugareños recuerdan, que cada vez que tañían las campanas por algún muerto, Toby alzaba su mirada hacia el atrio de la iglesia. Su mirada como encendida por un fuego inexplicable, que solo los duendes del misterio conocen. Su mirada tratando de alumbrar el ayer, aguardando dócilmente unos pasos que jamás regresarían.

Luego, el ritual era conocido. Toby esperaba la salida del féretro, y seguía al cortejo fúnebre hasta el cementerio, regresando finalmente, una vez más a la plaza que le brindaba cobijo.

Dicen que Toby era llamado “el perro fiel”, y que ya viejo, fue llevado al Corralón Municipal para sobrellevar los últimos crepúsculos.

El pueblo de Capilla lo recuerda, y en su homenaje erigió una placa, en el mismo espacio donde Toby montaba guardia, esperando vanamente el regreso de su compañero humano.

Pensemos que en algún rinconcito del universo, Toby, “el pérro fiel” se ha reencontrado con su viejo amigo.

 

Carlos Martian  - del libro: "Los Flamencos de Ansenuza", Alción editora, año 2022.

 


21.2.21

La Noche es Aullido y es Voz (Ornette Coleman) / The Night is a Howland a Voice (Ornette Coleman)

- ilustración (ilustration): Matías Chienzo
 

JAZZ, (Improvisaciones para ser leídas con saxo).   

JAZZ, (Improvisations to be read with a sax).



LA NOCHE ES AULLIDO Y ES VOZ (ORNETTE COLEMAN)

Ornette Coleman actuó el jueves 7 de mayo de 2009

en el teatro Gran Rex de la ciudad Buenos Aires.

 

Suben y bajan los ascensores

todo se detiene

se detiene y apresura

y tiemblan las hojas del azar

en la Lenox School of Jazz

 

La noche es aullido y es voz

 

Suben y bajan las huellas del vuelo

El cuervo riela

riela invisible por la noche

al tiempo que canta Lou Reed

o recita Edgard Alan Poe

 

La noche es aullido y es voz

 

Suben y bajan las luces del show

y Ornette

Ornette Coleman entrega una rosa roja

a su amante

(la poetisa Jayne)

 

La noche es aullido y es voz

 

Suben y bajan las olas del pasado

y parte un tren de musas rumbo al viento

entonces suena y resuena Ornette Coleman

o arcano solitariamente arcano

vaga en Buenos Aires.

 

_______________________________ 

 

THE NIGHT IS A HOWL AND A VOICE (ORNETTE COLEMAN)

Ornette Coleman performed on Thursday 7th May 2009

 at Grand Rex Theater in the city of Buenos Aires.

 

The elevators go up and down

everything stops

stops and rushes

and the sheets of chance tremble

at Lenox School of Jazz

 

The night is a howl and a voice

 

The tracks of the flight go up and down

The raven shimmers

shimmers invisible through the night

while Lou Reed sings

or Edgar Alan Poe recites

 

The night is a howl and a voice

 

The lights of the show go up and down

and Ornette

Ornette Coleman gives a red rose

to his lover

(the poetess Jayne)

 

The night is a howl and a voice

 

The waves of the past go up and down

and a train with muses sets off for the wind

then Ornette Coleman sounds and resounds

or arcane solitarily arcane

wanders about Buenos Aires.

 

Carlos Martian


Es otoño en París (Boris Vian) / It´s Fall in París (Boris Vian) / Jazz (Improvisaciones para ser leídas con saxo) / (Improvisations to be read with a sax)

- ilustración (ilustration): Matías Chienzo

ES OTOÑO EN PARÍS (BORIS VIAN)

 

Es otoño en París

hojas amarillas caen sobre el Sena

suspiran mis huellas entre la garúa

y un manto de bruma tenue empaña

la estatura de la torre Eiffel

 

Es otoño en París

las manos en los bolsillos

las imágenes velozmente inmóviles

salgo del metro

camino por Saint Germain

los bares de Saint Germain

(las nubes agrisan los silencios)

 

Es otoño en París

recorro el Boulevard Voltaire

la noche fría de flores frías

(hace dos semanas de Bataclán)

caminaré hasta Montmartre

 

Es otoño en París

de color sepia los recuerdos van quedando

de color oro la cúspide de la ópera Garnier

de color oro escucho

escucho una nota salvadora

salvadora y aguda

 

es la trompeta de Boris Vian.

 

Carlos Martian



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IT´S FALL IN PARÍS (BORIS VIAN)


It’s fall in Paris

yellow leaves fall over the Seine

my footsteps sigh in the drizzle

and a layer of light mist dims

the height of the Eiffel Tower


It’s fall in Paris

hands in pockets

images rapidly motionless

I go out of the metro

I walk down Saint Germain

the coffee bars on Saint Germain

(the clouds turn the silences grey).

 

It’s fall in Paris

I walk down Boulevard Voltaire

the cold night of cold flowers

(It’s been two weeks since Bataclan)

I will walk up to Montmartre.


It’s fall in Paris

memories are becoming sepia

gold the Garnier Opera House dome

gold I listen.

I listen to a savior note

savior and high pitched


It’s Boris Vian’s trumpet.


 

Carlos Martian


21.12.20

Lectura con el poeta Marcos Silber y un poema de su autoría: Casablanca.


Poeta Marcos Silber


de pie de derecha a izquierda: Carlos Pasqualini, Marta Braier, Marcos Silber, Carlos Martian
en primer fila. Susana Civitillo,  Graciela De Bernardi.


CASABLANCA

Tal como entonces
Ricky ordena:”tócala de nuevo, Sam”
y Sam sonríe con las piedras de nieve en su bocaza;
y sus dedos –tersos- llaman a las puertas
de la memoria del teclado.
Tal como entonces
temblores de ángeles se ponen en el aire
y nada se oye, nada.
todo aparece así
como película muda entre la niebla,
con la historia, esa,
como del otro lado de las brumas del tiempo,
y el amor, ese,
como sueño único, lejano.
Tal como entonces
Ricky ordena: “tócala de nuevo, Sam...”

Marcos Silberg.

Lecturas con el poeta Hector Miguel Ángeli

Lectura de su último libro: Frutas sobre la mesa
Grupo de escritores con Marta Braier y Hector Miguel Ángeli

21.10.20

Biblioteca: Vito Dumas: "El Navegante Solitario" y El Tango, por Carlos Martian.

 


Vito Dumas: El Navegante Solitario y El Tango, por Carlos Martian.

Vito Dumas (Buenos Aires, Argentina 26-09-1900) fue un navegante solitario que concretó la vuelta al mundo en el “Lehg II” en el año 1942, en plena segunda guerra mundial.

 Vito escribió varios libros que dan cuenta de sus travesías, y además cultivó la pintura. Muchos de sus libros llevan en su página inicial, un dibujo pintado en acuarela, donde retrata a su embarcación, poniendo proa hacia un misterio de gaviotas y de estrellas.

 Francisco Canaro y su Orquesta típica, graba en abril de 1932 y en honor a Vito Dumas un tango: “Marcha”, compuesto por Domenech- Fernández Blanco, y cantado por Agustín Irusta.

 Jaime Yanin compuso música y José Horacio Staffolani compuso la letra del tango: “Navegante” (Vito Dumas), cantado por Roberto Rufino con la Orquesta típica de Carlos Di Sarli (5-8-1943).


A Vito Dumas

Navegante solitario

escoltado por gaviotas

con un barco legendario

mueren tus penas remotas.

 

Carlos Martian


1.5.20

De Travelogues. Viaje literario de Steinbeck y Cortázar, por Carlos Martian.




Carol Dunlop y Julio Cortázar a bordo de Fafner.
(imágenes del libro: Los autonautas de la Cosmopista)





De Travelogues. Viaje literario de Steinbeck y Cortázar. 

El ascenso de Petrarca (1304–1374) al Monte Ventoux en 1336, podría ser uno de los primeros Travelogues o Viajes literarios, en los cuales se llevan registros de los viajes. El viajar y el simple acto humano de escribir sobre ese viaje. El Monte Ventoux, es una de las montañas más elevadas del sureste de Francia (casi 2000mts.), apodada como: La Bestia de Provenza, o La Montaña Calva. Petrarca habría concretado el viaje, por el solo placer de apreciar la vista desde tamaña altura. Luego el poeta de Arezzo escribiría sobre su ascenso, haciendo comparaciones alegóricas entre escalar la montaña y su propio progreso moral en la vida.

 Digo: viajar es escribir, y escribir es viajar. Poder experimentar el afuera, el mundo real, el movimiento de las calles de los diferentes pueblos, y ciudades. Poder acercarnos con respeto y curiosidad hacia los variados paisajes de la naturaleza. Sentir la presencia del viento, el sonido del mar, la sutileza de la nieve, el poderío de una montaña, la rojez del alba.

Salir a la ruta, luego apartarnos de ella en busca del paisaje. Salir a la intemperie sin escribir, también es escribir. Acercarnos y conocer a los seres y criaturas del camino: trabajadores de la tierra, gente de zonas rurales, mineros, pescadores, tejedoras, fauna y flora autóctona. Mundos dentro del mundo. Contemplar la noche y sentirse poseído por la marabunta de estrellas.

Tal vez, algo al respecto hayan pensado y sentido: John Steinbeck y Julio Cortázar. Con ellos, además de la cotidiana pasión por las páginas y las palabras, me une también la lúdica manera de bautizar con un nombre a ese vehículo fiel  compañero de nuestras  inocentes e imborrables andanzas. Nunca olvidaré aquellos momentos deslizándome sobre el viento en la ruta hacia el fin del mundo, Ushuaia, o sobre las alturas, rumbo hacia Machu Picchu, tripulando mi moto: la Golondrina Azul. El desafío en estas aventuras, es despojarse de la actitud hierática, dejar a un costado la pose de piedra, y simplemente dejar vivir al niño interior. Disfrutar del instante eterno.

Ahora hablemos de los creadores de Rocinante y de Fafner.

John Steinbeck escribió Viajes con Charley en busca de Estados Unidos en 1960, dos años antes de recibir el premio Nobel, y ocho años antes de morir en su casa de Nueva York.

Steinbeck sale a la ruta en busca del paisaje cuando tenía 58 años, después de haberse reestablecido de un ictus cerebral. Es esa imperiosa necesidad de oler la hierba, los árboles, escuchar el cauce de un río, o la necesidad de descubrir nuevas auroras, y ocasos, estremecerse ante legendarios bosques y senderos, sorprenderse ante cimas y arroyos, o tercas ciudades, lo que lo lleva a viajar por todo Estados Unidos a través de dieciséis mil kilómetros, atravesando treinta y cuatro estados. Así parte a cabalgar a bordo de una camioneta de la General Motors que adaptó para poder dormir en ella y que bautizó como: Rocinante. Steinbeck no va solo, lleva un perro caniche de color azulado, un perro viejo como él, llamado Charly.

Según el hijo mayor del escritor, considera que la verdadera razón del viaje es que su padre estaba enfermo y quería ver por última vez su país. Entonces toma forma este viaje exterior e interior, Steinbeck redescubre Estados Unidos y a los seres de carne y hueso que lo habitan. Aprovecha numerosas paradas para dialogar con personas de todo tipo, cocineros, granjeros, camioneros, campesinos, cazadores, vagabundos.

Como consecuencia de este viaje nace el libro: Viajes con Charly, en busca de Estados Unidos.

Casi veintidós años después, más exactamente, un día de mayo de 1982 Carol Dunlop (fotógrafa estadounidense y pareja de J.C) y Julio Cortázar inician un viaje por la Autopista del Sur, de París a Marsella, a bordo de Fafner, la combi Volkswagen roja que Julio bautizó con el nombre del mítico dragón de Wagner.

De este viaje nació el último libro que escribiera Cortázar: Los Autonautas de la Cosmopista, o un viaje atemporal París-Marsella. Inicia la obra una dedicatoria de Cortázar: Dedicamos esta expedición y su crónica a todos los piantados del mundo…

Intuyo en ambos expedicionarios el auténtico afán de niños aventureros, que los lleva a recorrer, conocer, y vivir en los diferentes paraderos de la autopista. Los expedicionarios planifican la jornada, organizan las provisiones, alistan sus sentidos para poder capturar en imágenes la flora y la fauna del lugar. Ellos, al igual que Steinbeck se consustancian con la naturaleza, regresan en cierta medida al origen de lo simple y valioso del día a día. Un juego donde la curiosidad y la alegría se expande por los setenta paraderos visitados y durante treinta y tres maravillosos días. Cómo dice Cortázar: Comprendimos que a nuestra manera habíamos hecho un acto Zen, habíamos buscado el Grial, habíamos divisado las cúpulas de oro de Orplid.

Como la vida tiene esa fascinación y desconcierto que nos conmueve, seis meses después de cumplir ese viaje, Carol murió. Cortázar moriría dos años más tarde.

¿Por qué emprender un viaje terrenal, cuando a veces se vislumbra el avance de un viaje final hacia lo eterno y desconocido?

Deseo creer en las palabras de Anatole France: El deambular restablece la armonía original que alguna vez existió entre el hombre y el Universo.

El ser humano en ocasiones nos sorprende cuando tiene el coraje de cumplir sus sueños. Steinbeck y Charly con su Rocinante, Carol y Cortázar con su Fafner, tuvieron el coraje de cumplirlos. Sabían que el sueño, el viaje, perdurarían durante el resto de su vidas. Quizás sabían, que como decían los romanos, no se diría de ellos: han muerto, sino han vivido.

Carlos Martian

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