Silbando desde los Hmong al Tango
Cuentan los antropólogos que los Hmong pueden comunicarse mediante silbidos. Durante la noche jóvenes en su intento de cortejo, deambulan por pueblitos cercanos, silbando sus poemas favoritos. Si una joven responde al silbido inicial, da comienzo un singular diálogo de pareja.
La tribu de los Hmong (o étnia Miao) proviene del sur de China, donde comenzaron a emigrar hacia el sur hace más de 300 años. Habitan en la localidad de Sapa, (Sa- Pa en vietnamita) a 1600 metros de altura, al norte de Vietnam, en la cordillera montañosa Hoang Lien Son (Hoàng Liên Sơn), que es la parte este del Himalaya.
Por esas tierras, sonrisa en mano y recorriendo senderos borgeanos se encuentra Mama Vu Vi, una mujer hada de los infinitos misterios de la montaña, una eximia guía turística experimentada, (hướng dẫn viên chuyen nghiệm).
Los Hmong recorren las terrazas de arroz cultivado, verdes imágenes caleidoscópicas, sobre las laderas de las montañas. Cuentan que el eco de los silbidos parece propagarse hacia el Valle de Binh Lu, y la montaña Fansipan, la más alta de Vietnam, de 3.142mts. de altura y conocida como el “Techo de la Indochina”.
En la localidad turca de Kuskoy, reconocida como "El Pueblo de los Pájaros", en un valle cercano al mar Negro, los pastores y pescadores silban mensajes. La lengua de los pájaros se basa en el turco, y cada silbido representa una sílaba diferente.
El alcance del sonido de los silbidos puede alcanzar los 8 km, siendo ejecutados por pastores y agricultores, para la caza y recolección. También pueden penetrar densos bosques, como en la Amazonia, donde son utilizados por los cazadores para localizarse entre sí.
En el mar, los silbidos son ejecutados por las comunidades Inuit para dar instrucciones durante la caza de ballenas. Cada cazador silba su propia canción para atraer a las ballenas hacia él.
En la Isla de La Gomera, en Archipiélago Canario, también existe un lenguaje silbado y transmitido de generación en generación a lo largo de siglos, conocido como Silbo Gomero, que reproduce con silbidos la lengua hablada por los isleños: el español.
Silbando, silbando, la Marcha del Coronel Bogey, marchan los soldados de la película: El Puente sobre el Río Kwai.
Scorpions la banda de rock más exitosa de Alemania, en los 90 iluminó el alma de una generación de jóvenes con su tema: Wind Of Change, en el cual Klause Meine canta y emite silbidos que tocan el alma. Dicha canción se convertiría en un ícono de las revoluciones político-sociales que atravesaban el mundo por aquel entonces.
Los silbidos giran alrededor de la tierra. Desde las laderas de una montaña, desde la espesura de un bosque, desde el oleaje del mar, desde la nocturna soledad del suburbio alguien está silbando.
En Dock Sud, huellas del tango, y marineros con sus anclas memoriosas de nostalgia, tararean en el aire:
Y, desde el fondo del
Dock,
gimiendo en lánguido lamento,
el eco trae el acento
de un monótono acordeón,
y cruza el cielo el aullido
de algún perro vagabundo
y un reo meditabundo
va silbando una canción...
(Tango:
Silbando, año 1925,
Música: S. Piana/C. Castillo / Letra: José G. Castillo)
En el Buenos Aires de aquel tiempo, era habitual escuchar silbar a algunas personas por las calles. Silbar, algo simple, que acaricia el alma, y recupera la atmósfera del barrio.
Carlos Martian
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