2.8.21

Bajo las estrellas con Juan L.

 

BAJO LAS ESTRELLAS CON JUAN L.

y su voz de junco al viento

—yo soy hombre de río  —insistía Juan L

Mientras sus ojos trepaban hacia el cielo, y casi en éxtasis proseguía   —hombre de río y de pájaros, mire ese vuelo rasante de golondrinas, escuche ese canto.

—usted bien sabe don Juan, a mí me llama el mar.

—lo sé, tanto como a mí me llama el río, el río y los pájaros.

—cierto don Juan, no nos parecemos en nada.

—No sea tan trágico amigo. Nos parecemos, y mucho, por nuestro incondicional sentimiento poético.

—Puede que tenga razón. Ambos habitamos poéticamente este suelo.

—¿Se da cuenta? Y le digo más, ambos hemos pasado, como dice Machado, la prueba de la soledad en el paisaje.

—¿A qué se refiere Don Juan?

—Vea, me refiero a la experiencia que atraviesa el espíritu de vivir en un pequeño lugar, la experiencia de la soledad, y el nutrirse de la lectura y la meditación dentro de la naturaleza, alejado de las grandes ciudades, sin someter la arcilla de la creación poética a la opinión de otros camaradas escritores. Un pequeño lugar y una sensible alma que late.

—Oh, la soledad. El que no puede estar solo, es porque no está en buena compañía con su interior. Y entiendo, usted no comulga con Paul Valéry. ¿Ningún colectivo?

—Vea Martian, Valéry destacaba la importancia que tienen los grupos, los círculos literarios. Machado, a quien sigo, creo es el camino, para saber si en verdad la vocación es profunda.

—Está claro don Juan. Poeta de río, de pájaros, de soledad, y de Machado.

 

Carlos Martian


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